Este pequeño apartamento, de sólo 40 m2, construido por el Grupo Procusan y ubicado en un barrio madrileño, es todo un ejercicio de estilo y aprovechamiento del espacio, llevado a cabo por el estudio de interiorismo de Carmen Galbé.

Para sacar mejor partido de los metros, la decoradora decidió dejar los ambientes diáfanos,

El salón-comedor se comunica con la cocina a través de un vano abierto en la pared, y con el dormitorio por una puerta corredera. La zona de estar se colocó cerca del ventanal y se amuebló con un sofá de líneas rectas y un sillón estilo Luis XV, tapizados en crudo, y una mesa de centro. El comedor, con una ligera mesa y sillas de aluminio y wengé, se ubicó pegado al tabique que lo separa de la cocina.

Otra ingeniosa idea aquí fue utilizar un murete de pavés para dividir los dos ambientes, consiguiendo, así, más amplitud visual y más entrada de luz natural procedente del ventanal del salón. En el dormitorio, decorado en beis, destaca un gran bastidor con tela de estampado floral que cubre la pared frontal, sustituyendo al cabecero. Al lado se han colocado dos mesillas, de madera oscura.

También, para ahorrar espacio en el baño, en vez de mueble bajolavabo, se puso una encimera de mármol, irregular, donde se encastró el lavabo. Debajo, se ubicaron dos ligeros carritos auxiliares